sábado, 29 de agosto de 2020

But It's Time To Face The Truth!!

 A veces es difícil retomar los pensamientos. Por eso inició esta escrito en una nota del celular. Son las 11:30 del 25/08/2020 y estoy en turno. No tengo pendientes y me disponía a dormir. Y pensaba. Pensaba en que no puedo pensar en nada distinto a pensarte. Que seguramente tú no harás lo mismo, porque te creo indiferente a todo esto de estos meses, de este año. Porque aunque así no lo fuera, que importancia tendría sino lo conozco, sino lo sé de ti. Si conservo la duda.

Pensaba en el vacío que siento, no por tu ausencia, sino por encarar la realidad a la que tanto le huí, y es que nunca estuviste ahí. Solo fuiste un espejismo, mentiras con las que construiste sin nada de esmero la fachada escueta con la que te mostraste a mí.

Todos estos pensamientos que se han vuelto recurrentes. Que se tornaron incisivos y que por tal razón hace ya un par de noches decidí no ignorarlos y encararlos “…it's time to face the truth” reza la letra de uno de esos artistas de todos mis afectos.

Y digo esto, porque sin saberlo en ese momento, no hace mucho realmente, fue de mis mejores decisiones, zambullirme de golpe en esa incesante tormenta de reproches de mi subconsciente y regalarme algo de tranquilidad, que me permitió dormir de manera reparadora.

Todo es una ironía, un sin sentido. Sino hay un propósito en nuestras acciones, que propósito tenemos nosotros mismos. Me vuelvo el  más renegado nihilista cuando  con pretendo ser trascendental.

Creo que el hecho de permitirme encarar las cosas y atreverme a pausarlas. Es decir, asumir mi realidad en un momento, conciliar mi sueño y retomar ahora un par de días después, es la muestra mas fehaciente de que necesito respirar sin importar que pueda suceder. El mundo ha sido mundo desde mucho antes de mi, seguirá siéndolo seguramente después de mi. Entonces que me preocupa. Mi mundo. Yo como individuo, como ser unipersonal ensimismado y egoísta. Realmente en ese plano de ideas, la realidad me reconforta tremendamente al entender que no hay mal que por bien no venga –sabiduría cósmica- que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo aguante. Lo que ha debido de ser, será. El río, al final de los días, recobrara su cauce y arrasara a la mas erguida de represas.

Descansaran desde hoy todas mis angustias, porque me lo merezco. O al menos eso espero.