Pasando de página en página web, pude darme cuenta en un boleto de la lotería
española, que solo faltan 9 días para
que se termine el año. Realmente este no ha sido un año fácil. No lo rotulare
como difícil, sé que las cosas podrían empeorar.
Cuando estamos en ese punto de detenernos un momento y mirar hacia atrás,
y darnos cuenta de todo lo que hemos hecho, creo que resulta más reconfortante
ver una lista llena que una vacía, aun cuando todas las cosas que pongamos en
estas no sean propiamente buenas.
Ese es el punto. No puedo simplemente hacer de cuenta que paso lista y “chulear”
con un guiño todo lo que este año deja atrás, pero si me siento muy contento de
que esta lista este, de ver todas y cada una de las cosas que para bien o mal ahí
se encuentran. Fue un año productivo. Todas estas palabras, son solo para
recordarme que, quizá este sea el último post del año. Es que no pude evitar
recordar el primero. De hecho me resulto muy fácil y a la vez desalentador
notar que son muy pocas las entradas que conseguí lograr desde que abrí el blog
hasta ahora. Y no es que se suponga que deba haber un mínimo aceptable o algo
por el estilo, solo que mentiría si pretendo decir que no eran otras mis expectativas.
Es que realmente son muchas las cosas que me aquejan, o mejor dicho, aquejaban
a diario. Es que desde que decidí tomar esto como terapia, parece que ha funcionado
de maravilla, casi que instantáneamente. Todos los tormentos se han ido, toda
la inspiración, todo ese no sé qué. Ya
no hay más de que escribir, aunque todos los líos parecen no haberse ido, solo se
ocultan.
Pensando en todo eso he llegado a
una conclusión, soy un cobarde. Me ha resultado más sencillo simplemente
hacerme líos 24/7 con lo mismo una y otra vez. Soy como una especie de monje
penante que cree que, con hacerse el mártir una y otra vez ha logrado algo. La
realidad es que no es así. Los problemas no están para agacharles la mirada,
sino, para afrontarlos. Y ciertamente es que esta, el blog, me resultaba la mejor
de las formas para hacerlo. Me ha tomado un poco aceptarlo, pero en la medida
que lo vaya asimilando, sé que lo poder superar.
Realmente no me ha resultado sencillo. El insomnio me sigue acompañando
noche tras noche. De hecho, ya ni lo veo como algo malo o extraño. Hace pocos días
descubrí, en una página que ni recuerdo, que se puede tener cierta afinidad por
“pernoctar en vela la noche entera” (no sea si sea esto un pleonasmo) y hasta encontrarle cierto gusto. A mí me sonó
simplemente caer en un rotulo más, en un común. Así se soluciona ahora todo. Como
nos sentimos tan solos y únicos en el mundo, siempre surge una palabra nueva,
que más allá de parecer vacía, abarca un sinnúmero de significados, que
pretenden acercarnos un poco más los unos a los otros, vernos iguales,
semejantes (no sé qué tanto le sirve eso a algunos, ciertamente a mí no). Lo innegable
es que aunque no me la pasé mal, tampoco puedo decir que me la paso bien, o que
lo disfrute. Y era esa una de las principales ideas de hacer todo esto, sacarme
esos líos que a mi parecer, no me estaban dejando descansar en mí mismo. Es que
ya a estas alturas, estoy plenamente convencido, que no lo podre hacer en los demás,
que nunca encajare para nadie y que por tal razón no podre sentirme a gusto con
casi nadie.
Y viene aquí el brote de cobardía, le rechazo a lo que me plantee como solución
y que más bien se mostró como esa antítesis a los esquemas que me he propuesto
superar para así lograrme sentir bien conmigo. Creo que eso fue en un arranque
de loca valentía, valentía que a veces parece irse toda, y que de hecho, no me
ha acompañado últimamente. De momentos me hace pensar que realmente hago drama,
que no está pasando nada. Pero no lo puedo aceptar. No puedo pretender
acostumbrarme a estar siempre así.
Este es solo otro intento.
Ya hay un punto para el 2015
Dejare que fluya!