Aún recuerdo la primera vez que vi esta animación. Hayao Miyazaki
llegaba en forma de revista, por medio de quien era un compañero de colegio,
hasta mis manos. Había un artículo en inglés, el cual no entendí, con
ilustraciones que, en aquel entonces, despertarían el que hoy es ya un sueño
frustrado. El Viaje de Chihiro era una
afamada película de animación japonesa, merecedora de la máxima distinción que
puede consagrar a una película como exitosa, el Oscar. De aquello iba el artículo.
De cómo la belleza del extraño y muy lejano oriente podía merecer toda la admiración
y exaltación de occidente, incluso sobre sus pares americanos o europeos. Hablaba
de lo que para el año 2003, era un bum, y hoy, más que una realidad, es algo
cotidiano, la globalización. Nada de eso me quedo claro entonces. Nunca he sido
bueno para el inglés. Pero lo que de verdad me mereció la pena, incluso hasta
el día de hoy, eran las ilustraciones. Chihiro es la protagonista de una
odisea, para mi desconocida, en complicidad con su amigo dragón, el espíritu del
rio, Haku. En mí, todo esto significo solo una cosa, el deseo interior de reproducir
todo esto que veían mis ojos, la bella chihiro y su indumentaria oriental, el mágico
Haku y su aura espiritual. Todo estaba claro, quería ser ilustrador de
anime japonés. Era el año 2003, tenía unos 12 años y miyasaki llegaba a
recordarme que más que valido, era necesario soñar.
Años después logre ver la película y reconocer aquellos
dibujos, incluso, encontrar aquel artículo, ahora en versión digital y
traducido al español. Me permitió comprender la natural y esperada magia que se
suponía, y de hecho despertó en mí, una obra de tal magnitud.
Hoy todos esos son recuerdos de sueños inocentes y anhelos
de niñez y adolescencia. Hoy son sonrisas que me regala mi memoria, de aquel
momento, en que por medio de una revista, me quedo claro que “somos más felices
en cuanto más nos parecemos a los que un
día soñamos ser de nosotros mismo”. Y si, quizá no son palabras de miyasaki,
pero para mí, desde entonces y gracias a él y chihiro, esto quedo claro. Hay que
soñar y realizar los sueños. Hay que creer en la magia, perseguirla y ser
felices.
