martes, 5 de enero de 2016

Feliz cumpleaños, ¡GENIO!


Aún recuerdo la primera vez que vi esta animación. Hayao Miyazaki llegaba en forma de revista, por medio de quien era un compañero de colegio, hasta mis manos. Había un artículo en inglés, el cual no entendí, con ilustraciones que, en aquel entonces, despertarían el que hoy es ya un sueño frustrado. El Viaje de  Chihiro era una afamada película de animación japonesa, merecedora de la máxima distinción que puede consagrar a una película como exitosa, el Oscar. De aquello iba el artículo. De cómo la belleza del extraño y muy lejano oriente podía merecer toda la admiración y exaltación de occidente, incluso sobre sus pares americanos o europeos. Hablaba de lo que para el año 2003, era un bum, y hoy, más que una realidad, es algo cotidiano, la globalización. Nada de eso me quedo claro entonces. Nunca he sido bueno para el inglés. Pero lo que de verdad me mereció la pena, incluso hasta el día de hoy, eran las ilustraciones. Chihiro es la protagonista de una odisea, para mi desconocida, en complicidad con su amigo dragón, el espíritu del rio, Haku. En mí, todo esto significo solo una cosa, el deseo interior de reproducir todo esto que veían mis ojos, la bella chihiro y su indumentaria oriental, el mágico Haku  y su aura espiritual. Todo estaba claro, quería ser ilustrador de anime japonés. Era el año 2003, tenía unos 12 años y miyasaki llegaba a recordarme que más que valido, era necesario soñar.

Años después logre ver la película y reconocer aquellos dibujos, incluso, encontrar aquel artículo, ahora en versión digital y traducido al español. Me permitió comprender la natural y esperada magia que se suponía, y de hecho despertó en mí, una obra de tal magnitud.

Hoy todos esos son recuerdos de sueños inocentes y anhelos de niñez y adolescencia. Hoy son sonrisas que me regala mi memoria, de aquel momento, en que por medio de una revista, me quedo claro que “somos más felices en cuanto más  nos parecemos a los que un día soñamos ser de nosotros mismo”. Y si, quizá no son palabras de miyasaki, pero para mí, desde entonces y gracias a él y chihiro, esto quedo claro. Hay que soñar y realizar los sueños. Hay que creer en la magia, perseguirla y ser felices.

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